viernes, 2 de febrero de 2007

poema SI , de Rudyard Kipling

Si la obra de tu vida puedes ver destruida y, sin decir palabra, volverla a comenzar,
O perder de un golpe la ganancia de cien, sin un gesto, ni un suspiro...
Si pudieras ser amante sin estar loco de amor,
Si consigues ser fuerte sin cesar de ser tierno,
Y sabiéndote odiado, no odias a tu vez, y sigues luchando para defenderte...
Si puedes escuchar tus palabras falseadas por los pícaros,
Para excitar a los tontos, y oír cómo sus lenguas te calumnian, sin que tú mismo mientas...
Si a los amigos que has elegido amas como hermanos, y a los hermanos que te han tocado tratas como amigos. Sin que ninguno te absorba y a todos consideres...
Si admites del amigo la posible pérdida
Y del ser querido el posible fallo, pero los sigues amando;
Y porque los comprendes, no necesitas perdonarlos, porque no los culpas..
Si puedes seguir digno, aunque seas popular,
Si consigues ser pueblo y tratar a los reyes;
Si la frustración diaria no te hace daño, y su lección aprendes...
Si alcanzas el triunfo después de la derrota,
Y acoges con igual calma ambas mentiras;
Si puedes conservar tu valor y tu cabeza cuando los demás la pierdan...
Si sabes meditar: observar, conocer, sin llegar nunca a ser destructor o escéptico; soñar, mas no dejar que el sueño te domine; pensar, sin ser sólo un pensador...
Si puedes ser severo y dominar tu cólera;
Si puedes ser audaz sin ser imprudente,
Sí consigues ser bueno y llegar a sabio, sin imponer tu moral, ni ser pedante...
Si la vida crees que merece vivirse,
Y que la humanidad va hacia un mundo mejor.
Si llenas el minuto más implacable, de sesenta segundos de lucha...
Si ahora que me has leído, no te amilanas;
Valoras la dificultad de la empresa y té dispones a intentarla cada día, con humildad; constancia, fe y esperanza...
Entonces los dioses, los reyes; la suerte y la victoria, serán tus vasallos; pero más que la gloria y los reyes, más que la Tierra y su riqueza
Serás hombre, hijo mió
Y esto lo vale todo; morirás igual, mas vivirás mejor, y el aroma de tu bondad ahuyentará tu soledad. Porque estarás pleno de Dios.

Rudyard kipling

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